lunes, 6 de noviembre de 2017

Sobre la muerte de una idea





En verdad no existes. Quiero decir, no eres lo que yo vi. No eres. Fuiste en mi cabeza, pero no -no sé cómo explicarlo-. Podemos jugar a que somos espejos, ¡eso! Tú eres mi espejo. Veo sobre ti lo que llevo puesto. Casi todo me gusta,pero hay cosas que me duelen. Hay cosas tuyas que me duelen. Miento. hay reflejos de mí sobre ti que duelen. No me gusta el dolor, es mejor que te vayas para la mierda, ¿oíste? para la ¡PUTA MIERDA! Mejor no. Te quedas. Te necesito para verme. Necesito arreglarme ese defecto que me cuelga en las orejas. Desmaquillar la sombra verde con la que veo a los demás. Verde arrogancia. No me queda tan bien como pensé. No me gusta ese color, odio el maquillaje sobre mis ojos, detesto que me lo recuerdes. Mejor te vas.  Sí, mejor así; dejemos los santos quietos. Me quedo con mi versión feliz de las cosas.


                                                                                ***

Otra vez tengo ganas de ti. No, mejor: Otra vez tengo ganas de mí. ¿Tú? ¡Ja! Tú NO EXISTESS. Es decir, tú estás, pero en mí no eres. Adornas la mesa de centro de mi inconsciencia, es eso; un día no estarás tú, quizás estará una jarra, una planta, un gato que acompañe mi soledad senil. Estás, no eres. Pasas,  no permaneces. Traes una luz incómoda y quiero apagarte a las malas, porque ya no quiero verte-verme. Yo a ti no te necesito. ¿Qué utilidad tienes? Eres-estás en un espejo de huesos averiado por la vida, por el tiempo. Estás, no eres; pasas, no permaneces. No hay vaho tibio que limpie la mancha que obstaculiza mi reflejo. Estás podrido. No eres tú, soy yo. Porque yo soy, tú pasas; yo permanezco. Gracias.

Otra vez tengo ganas de mí; tengo ganas de que te vayas. 
Vete.
No quiero excusas tu mierda. Mi mierda. 

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