Ya tener frío me hacía falta.
Cuando hace frío
un café ya no es un vicio,
sino un mal muy necesario.
Cuando hace frío
se despierta ese fantasma que está dormido
que empuja la voluntad de mis dedos
para escribir una historia
que vive felizmente escondida.
Cuando hace frío
se añora un abrazo,
un chocolate no es pecado
y un verso
se convierte
en canción de cuna para un recuerdo.
Cuando hace frío
añoro
temo
y
necesito.
Cuando hace frío
recuerdo
lo bien que es estar lejos,
el bien que me hace estar sola,
el beneficio de ahorrar
y renunciar a robar besos.
Cuando hace frío
un coro de ranas es mi banda sonora
los charcos se convierten en espejos
de la luz que,
sin importar la forma,
guía los pasos
de quienes a fuerza del cansancio
anhelan llegar a casa.
Cuando hace frío
no te extraño,
no te temo,
no te necesito.
Cuando hace frío
sé lo bien que es quererte de lejos
soñar con el sabor de tus besos
e imaginar lo que sería
quedarme enredada entre tus dedos.
Cuando hace frío
no estás,
pero te traigo a las buenas,
a punta de recuerdos,
de canciones,
de deseos que se apuestan
sin mayor ciencia ni técnica
que jugando a los dados.