Hoy la luna tiene náuseas
tiene ganas de llorar
el hielo derrite al fuego
una madre entona un villancico
y toca una guitarra que tiene como cuerdas
las tripas frescas del hijo de su vecina
al frente de su puerta
delante de todos los del barrio
de todos los que no hablan
de los que señalan con el dedo
de los que callan cuando ven al asesino que dibuja una golosa
con la sangre del que hasta hace dos minutos estaba vivo
guardan silencio
silencio
miran la crucifixión de un Cristo hecho con trapos
y tiemblan
mueven inquietos los dedos
zapatean
pero no dicen
miran
en silencio
en silencio
matan con silencio
ahorcan la culpa con rosarios
le donan a la iglesia
su biliar arrepentimiento
lo derraman en confesionarios
destierran el sabor amargo de su lengua
con el Pan
y el Vino
quefueronentregadosporvosotrosyportodosloshombresparaelperdondesuspecados
de sus pecados
los de otros
no los de ellos
ellos no pecan
para el perdón
de otros
callan
callan
mientras una madre llora
la madre del hijo sin tripas
del hijo que ahora suena
caminan sobre cáscaras de huevo
que son cráneos
que son muertos
los que ellos señalaron
a los que ellos no perdonaron
a los que según ellos Dios no quiere
a los muertos
a los muertos
a los muertos
hoy los grillos cantan fuerte
para morir con la primera nota
prefieren la muerte
a ser vecinos de lo humano
la noche de los cristales rotos se repite
se repite
se repite
y de tanto repetirse
ya no suena
ya no suena
ya no suenan los cristales
siguen rotos
mudos
ya no suenan
hoy la noche se repite
la noche fea que no cesa
hoy la eterna noche se repite
esa horrible noche
la noche en que
según el libro sagrado
Dios murió de frío