domingo, 23 de septiembre de 2018

Recordatorio



A mí no me engañan

sé que no se han ido
que siguen dormidas 

son las siete de la noche
y ninguna se ha atrevido a abrir la boca

escucharlas 
es darle un mordisco a una pastel de estiercol recién horneado

caminar descalza sobre los pedazos de botellas 
que sobrevivieron la noche anterior a una pelea de borrachos

mirarme al espejo 

después de haber dormido sin quitarme el rímel de las pestañas

no las oigo

y el día se siente como el hombre que espera a las diez cero cinco a que el tren de las diez cero cero de reversa y abra sus puertas

con ellas 
quisiera morirme
sin ellas


pedazos de aire congelado se cuelan por mi nariz de duende huérfano

las imagino encuarteladas en una grieta de mi cerebro 
preparando un nuevo ataque
que me hará sentir como lechón relleno

como chichón de piso

como bruja de cuento

como el genio brillante al que una noche se le fundió el cerebro


minúscula en letras mayúsculas


no confío en su silencio de latas que ruedan por las escaleras


se camuflan en la mano peluda que se esconde debajo de mi cama
en el olor a lluvia de un domingo por la tarde
en la carrera tonta que doy después de apagar la luz

ahí están

agazapadas detrás de mis orejas

esperando 

a que me vuelva a sentir libre
a que me vuelva a sentir guapa
a que me vuelva a sentir lista
para escupirme a la cara
para patear mi sonrisa
para darme un pellizco en un pezón
y recordarme que aun 
estando ellas calladas y yo un poco distraída
seguimos estando vivas




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