domingo, 10 de diciembre de 2017

A veces sueño con el mar





Lo que más me gusta de ti es que a veces pareces un pez. 
Los peces son mágicos, ¿sabes? No pueden vivir sin su aire, un aire que ahogaría a los humanos. 
Tienen los ojos bien abiertos, el miedo cerrado y una boca enorme, redonda y llena de curiosidad; les gusta pasar el tiempo robándole besos al agua. 
¿Será que los peces lloran? 
No sé. 
Tampoco quiero saberlo. 
No me gustaría saber que, en algún momento, los peces se sienten tristes. 
Imagino que, en ese caso, las lágrimas se confundirían con el aire y ellos se quedarían sin tiempo y razón de rechazarlas; 
ellas, 
con el pasar de las horas, 
se confundirán en el agua y harán de la tristeza una cómplice involuntarias del aire que se baila bajo el mar.