lunes, 31 de enero de 2011

No nací para princesa.

No pensé que fuera a ser tan pronto.

Mucho menos que viniera de la misma fuente.

Pero sí.

Alguna vez prometí no llorar por nadie y hace un par de días rompí la promesa con la esquirla del desdén de quien negó un abrazo.

Jamás pensé que doliera tanto.

Pero me quedó claro.

Entendí lo que alguna vez escuché en los corrillos del conservatorio, en donde también casi matan uno de los pocos sueños que me mantienen viva;

"unos nacen para generales y otros para soldados"

¡¡¡¡¡Me repetí esa frase tantas veces!!!!

Mi versión libre es:

"Unas nacen para princesas y otras para putas"

Las lágrimas,

los sueños rotos y hasta los golpes me han llevado a la conclusión de que muy a pesar
de mis deseos
pertenezco al grupo de las segundas.

Sí señores.

No nací para princesa.

lunes, 24 de enero de 2011

Hoy quiero robarme algo.

Hoy quiero robarme algo.

Un poco de fe para volver a tener sueños.

El vestido de una princesa azul para aprovechar y robarle un beso a algún príncipe que se haya quedado dormido.

La fuerza de voluntad de quien dice no, muy a pesar de quiere gritar un sí.

La manzana de Blanca Nieves antes de ser envenenada.

La valentía de aquél que perdió el miedo a volar por primera vez.

El descaro del niño que le mete el dedo a la torta de cumpleaños del primo.

Los sueños de Jairo Anibal Niño cuando dejó de ser adulto.

Las oraciones de mi mamá cuando se siente triste.

El recuerdo que se le escapó a la ardilla que decidió ir sola a recoger nueces.

La sonrisa de Sandra cuando le dijeron:

¡SÍ!

Las teclas del piano del dueño de los ojos verde oliva y pecas que se convierten en luz.

Mis sueños de niña.

La inocencia perdida.

El beneficio de la duda y el miedo a la oscuridad.

Quiero robarme todo eso y más para por fin declararme culpable.

Tener un delito por declarar

y no volver a sentir la culpa

de sentirme sola

y

querer a quien no debo.

domingo, 9 de enero de 2011

En una bola de cristal

Hoy quiero encerrarme en una bolita de cristal.

Una bolita de cristal es el lugar más seguro para vivir.

Llega la luz del sol sin que los rayos quemen,
se puede ver el color de la lluvia sin necesidad de mojarse

y

además de eso,

se tiene una vista detallada de todo lo que pasa alrededor desde cualquier perspectiva.

En una bola de cristal se pierde el miedo.

Si esta se llegara a caer, habría dos posibilidades:

que se rompa
o
que salga rodando.

Si la bolita se rompe, habrá que buscar un nuevo hogar
lo cual es bueno,
ya que las posibilidades son muchas.

A mi por ejemplo,
me gustaría irme a vivir a la copa del árbol más alto que exista en Finlandia, ya que de esa manera, podría estar muy cerca del cielo aún estando viva,

y quizá ,

con algo de suerte,

podría conocer al mismísimo Niño Dios y reclamarle por la cantidad de medias que me traía en Navidad en vez de complacer mis deseos de bicicletas rosadas y uno que otro balón de fútbol.

Si la bolita sale rodando, las posibilidades serían más reducidas, pero emocionantes.

Una ventaja de la bolita es que rueda y cuenta con su propia cámara de aire,
lo cual me permitiría viajar muy lejos en un solo impulso,
mudarme al fondo del mar
y contemplar el mundo desde una burbuja.

Que bueno sería vivir en una bolita.

En mi bolita de cristal.

Allí el vuelo de un abejorro se limitaría a existir en una partitura,
y no sería una amenaza inminente de picadura.

Podría rodar,

brillar y convertir la luz blanca en colores inmensos que llenen mi vida como un arco iris,

para que,

a pesar de lo invisible que soy ante algunos congéneres,

jamás llegue a sentirme sola.

sábado, 1 de enero de 2011

Hoy descubrí.

Hoy descubrí que tengo un tic nervioso.

Mil mariposas adoptan mi estómago como pista de carreras y hacen cosquillas para que me de risita nerviosa.

También descubrí que de nuevo invento excusas para gastar tiempo de forma desconsiderada alistando mis cosas para volver a casa.

Descubrí también que encuentro los viajes por transmilenio más agradables si me acompaña el muchachito que toca el piano.

Descubrí que este fulano es un poco más alto que yo (Como casi todo el mundo) y que tiene muchas pecas que son luz cuando sonríe.

Descubrí que Bach es una buena excusa para escuchar su voz todo el camino.

Descubrí que las cosquillas son el arma más efectiva para robar caricias y que son cómplice de fuertes abrazos en la despedida.

Descubrí que hay unos ojos verde oliva que hacen que los míos brillen y se sumerjan en una sonrisa inmensa que se dibuja cada vez que los veo.

Sí señor Pepe Grillo.

¿Quién lo hubiera creído?

Muy a pesar de las caídas, de los miedos y de mis propios sueños, hoy descubrí lo que hace unos días no hubiera querido haber descubierto.

Hoy descubrí que lo quiero.