domingo, 18 de septiembre de 2011

Hacía tiempo no llovía.

Ya tener frío me hacía falta.

Cuando hace frío 
un café ya no es un vicio,
sino un mal muy necesario.

Cuando hace frío 
se despierta ese fantasma que está dormido 
que empuja la voluntad de mis dedos
para escribir una historia 
que vive felizmente escondida.

Cuando hace frío 
se añora un abrazo, 
un chocolate no es pecado 
y un verso 
se convierte
en canción de cuna para un recuerdo.

Cuando hace frío 
añoro
temo
necesito.

Cuando hace frío 
recuerdo 
lo bien que es estar lejos,
el bien que me hace estar sola, 
el beneficio de ahorrar
y renunciar a robar besos.

Cuando hace frío 
un coro de ranas es mi banda sonora
los charcos se convierten en espejos
de la luz que, 
sin importar la forma,
guía los pasos 
de quienes a fuerza del cansancio
anhelan llegar a casa.

Cuando hace frío
no te extraño,
no te temo,
no te necesito.

Cuando hace frío 
sé lo bien que es quererte de lejos
soñar con el sabor de tus besos
e imaginar lo que sería 
quedarme enredada entre tus dedos.

Cuando hace frío
no estás,
pero te traigo a las buenas,
a punta de recuerdos, 
de canciones,
de deseos que se apuestan
sin mayor ciencia ni técnica
que jugando a los dados.


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