jueves, 6 de octubre de 2011

En una caja de juguetes.

Cuando uno quiere cambiar de casa tiene que deshacerse de muchas cosas.

Aunque una mente razonable crea que es mejor botarlo todo, yo todavía creo que hay cosas que, aunque simples, pueden hacerlo a uno muy feliz.

Hasta hace poco vivió en mi corazón un grillo que tocaba el piano,
pero que se cansó del sitio en donde estaba y decidió irse de a pocos.

Se fue y,
en su afán de desocupar rápidamente el refugio que alguna vez le alegró la vida,
olvidó llevarse muchas cosas.

Por ejemplo, dejó enredadas muchas canciones en la cabeza de una muñeca con la que muchos niños jugaron hasta el cansancio...tanto, que la dejaron olvidada...
Y sí.
No hay mejor refugio para las canciones que una cabeza de muñeca olvidada.

También se le quedaron sus inmensos discursos acerca de lo hermoso que era el hacer música. Esos se le quedaron debajo de los zapatos del espantapájaros que alguna vez lo hizo reír, pero que decidió no mirar más...hoy en día, con tantos avances, hay más fuentes de diversión, mejores, más estéticas y agradables que un viejo espantapájaros.

Por culpa de su despiste selectivo también dejó un par de acordes.
Esos se quedaron pendiendo de la oreja de una taza de café.
Alrededor del café pasaba una que otra tarde,
dejaba que el tiempo se fuera y reincidía de nuevo en tocar el piano.

Se le quedaron muchas cosas...
unas fáciles de recoger, otras no tanto...
como el recuerdo de sus profundos ojos verde oliva...
esas luces aún iluminan las noches del recinto en donde estuvo....
de hecho no solo iluminan las noches...
iluminan todo el tiempo,
porque desde que se fue del todo,
la luz del sol ya no pasa por las ventanas...
llueve mucho y hace frío.

Como propietaria del lugar en donde se alojó por este tiempo el señor Pepe Grillo, tengo que terminar la limpieza y recoger todo lo que dejó olvidado.

Habrá cosas que botaré definitivamente, pero habrá muy seguramente otras que conservaré conmigo.


Entre las que se van, se va el recuerdo de ese par de veces en que se olvidó del espantapájaros para irse con una Barbie.
También tendré que mandar lejos el día que una muñeca de trapo quiso robarle un beso y la empujó lejos, para no tener que comprometer su corazón de porcelana con lo frágil y poco noble de un corazón hecho de telas baratas.


Lo feo no es real y en cambio hace mucho daño...por eso prefiero mencionar algunas de las cosas que dejaré guardadas:

  • Un par de amaneceres
  • Una noche entera mirando película sin más intención que dejar que el tiempo pasara,
  • Dos papelitos de chocolatina
  • NASA (Un sistema ultra moderno de comunicación que uniría la civilización con las montañas)
  • Una espadita de alambre que no le servía para luchar...era muy frágil y, además, a él no le gustaban las peleas,
  • Un cigarrillo que todavía guardo en la guantera de mi calabaza convertible (creo que me lo fumaré esta noche cuando regrese de ópera),
  • Un restaurante de mentiritas cuya ganancia fueron todas las sonrisas que me daba a cambio de tomates o cebollitas,
  • Un tarro de helado de chocolate,
  • Muchas tardes de juego,
  • Bach!!!
  • June
  • Lo que me costó el amor de Laura,
  • Jairo Anibal Niño,
  • Sus canciones con la guitarra.....
  • Una canción para bailar...un poco extraña......
  • Su piano, la guitarra...
  • La musiquita...

En fin....dejó más cosas de las que pudo haberse llevado.

El dilema ahora es:

¿dónde puedo guardar todo eso?
¿qué lugar será lo suficientemente digno para conservar tan raro tesoro?

La respuesta parecía complicada, pero el sentido común de una coleccionista de tesoros poco convencionales me dice que tantos recuerdos cubiertos de algodón de azúcar y chispas de chocolate merecen ser guardados en un lugar que nadie sospeche...donde estén seguros y solo pueda encontrarlos el tenedor de esta octava maravilla.

El mejor sitio para guardar lo que un día un grillo no quiso llevarse no es ni una caja fuerte, ni un baúl enterrado en el fondo del mar...

El mejor sitio, el más conveniente y sensato para guardar tantas sonrisas ensordecidas por el tiempo es una cajita de música.

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