martes, 23 de noviembre de 2010

Cuando Pepe Grillo por fin se quedó dormido.

Un teatro.
Un traje.
Una ópera
de
Un tal Verdi.
Un coro.
Una fiesta.
Un vestido.
Un parejo.
Unos ojos.
Una boca.
Una mano.
Una nariz con forma de recuerdo.
Un hombrecillo que toca el piano.
Una mujercilla que juega a hacerse la grande.
Un fin.
Un comienzo.
Una obra aún por montar.
Un viaje por hacer.
Un beso por robar.
Un robo por planear.
Un aria por cantar.
Un piano por encontrar.
Una excusa.
Un ensayo.
Una visita.
Una madre,
ADORABLE!
Una perra.
Una lora.
Un almuerzo.
Unos ojos.
Unas pestañas largas.
Unas risas.
Unas tantas.
Un abrazo.
Uno o dos almuerzos.
Un almuerzo.
Un descanso.
Un sueño.
Tu sueño que fue mi sueño cuando te vi teniendo sueños.
Un piano.
Un beso por robar.
Una canción por cantar.
Una historia por contar.

Sí señor Pepe Grillo.

Me encantó verlo dormido.



No hay comentarios:

Publicar un comentario