domingo, 5 de diciembre de 2010

Cartita para mi Papá

¡Hola Papito!

Hacía rato quería escribirte.

Tengo para decirte un montón de cosas.

No sé por donde empezar.

Hace rato he querido hablarte como solía hacerlo un tiempo, y por alguna extraña razón, no he podido.

¡Tu silencio pesa mucho! ¡No te alcanzas a imaginar cuanto!
Sé que me escuchas, sé que me cuidas y sobre todo que me amas, pero en estos días y frente a ciertas preguntas, te he sentido callado.

¿Qué pasa Papá?

He optado por no pedirte nada.
Me da miedo, porque no sé qué es lo que quieres para mi. No quiero llevarte la contraria ni tampoco imponer mis deseos a los tuyos.

Te necesito y mucho.
¿Sabes una cosa?

Me siento sola.

Sí.
Muy sola.

Sé que me das regalos hermosos todos los días, que no me abandonas y eso es hermoso. Amo de forma imperfecta todo lo que me das. Te reconozco en cada segundo de mi vida, te siento y te necesito, pero

¿sabes?

A veces me hace falta alguien de mi especie. Alguien de carne y hueso como yo. Que sea tan trabajador, tan juicioso, tan alegre y tan imperfecto como yo.

Un compañero de viaje, a quien pueda amar sin miedo.

Sé que el destino está en tus brazos y es allá donde siempre quiero estar, pero a veces quisiera un abrazo o un beso llenos de amor, de alguien de mi especie. Sabes que he tenido muchos, sabes que a quienes he dicho amar, han encontrado mejores opciones para compartir sus vidas y sabiamente me han hecho a un lado.

Sabes que he llorado, y mucho; pero también sabes que tengo un corazón bueno, a prueba de golpes, y que de veritas de veritas, quiero compartir mi vida con ese príncipe azul del que me hablaban cuando era niña.

Hoy no estoy orando.

Te estoy hablando de hija a Padre.

Ya no quiero más juegos, no quiero seguir siendo el secreto de nadie. Tampoco quiero una salida fácil para no sentirme sola. Te escribo porque Tú me conoces más que nadie y sabes perfectamente lo que necesito.

Hoy quiero Papito, que me regales un compañero de viaje.

Que no se canse de mi y que yo no me canse de él. Que se ría de mis ocurrencias y que tenga muy buenos chistes por contar. Que sea mi cajita de música para cuando yo esté cansada y no tenga ganas de cantar.

Mi cómplice, mi sueño en carne y hueso.
Sí.
Un compañero de viaje.

Hecho a la medida, y como ya había dicho alguna vez, a prueba de cielo.

Creo que por el momento no hay nada más porque molestarte.

Gracias Papito, porque sé que siempre me escuchas y concedes mis deseos.

Espero muy pronto poder hablar contigo, con tanto gusto y franqueza como hasta hace unas tantas noches.

¡Un beso en tu cachete izquierdo, que te dure de aquí hasta el próximo invierno!

Te quiere mucho y promete no volver a reclamarte

Tu Ovejita gris.

No hay comentarios:

Publicar un comentario