Abrió la ventana
y ella estaba allí
con una sonrisa sin dientes
con una melena enredada
con una oreja pegada a la pared
con los ojos entornados
con la atención puesta en los gemidos de la vecina
que atravesaban la noche y el cemento de las paredes
cerró la ventana
cerró las cortinas
apagó la lámpara
y se metió debajo de las cobijas
abrió los ojos
y respiró el negro
el negro que antes bebía de los pocillos
le cundía los ojos
y le acariciaba la piel por debajo de las cobijas
una garra le apresó el tobillo
se hizo la muerta
pero el hambre de un limosnero le pateó el hígado
saltó de la cama
bajó a la cocina
prendió el fogón
hirvió el agua
preparó la infusión nocturna
besó al insomnio
y ella estaba allí
con una sonrisa sin dientes
con una melena enredada
con una oreja pegada a la pared
con los ojos entornados
con la atención puesta en los gemidos de la vecina
que atravesaban la noche y el cemento de las paredes
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